Lo último en New York es beber en porrón
Dicen los estudiosos del tema que en época romana ya existían formas colectivas de beber, pero que el porrón como tal se originó en Cataluña a finales del siglo XIV.
El porrón era relativamente habitual en el entorno rural hasta hace 40 o 50 años concebido para beber el vino joven de la casa. Aunque en España el porrón llegó a generalizarse en casi todo el país, lo cierto es que su utilización era más habitual en Cataluña, Valencia, Baleares y las comunidades del Valle del Ebro. En Navarra también era habitual que en cada casa hubiese un porrón para las comidas colectivas que se rellenaba cuando era necesario, lo mismo que las posadas también ofrecían algunos al servicio de sus clientes. En otros lugares, se optaba por las jarras o, lo que es peor, por el vaso colectivo con el consabido riesgo sanitario.
El porrón cayó en desuso como consecuencia del proceso de urbanización que hizo que el entorno rural se despoblase. En la mayoría de las casas, se sustituyó el porrón por el vaso porque, además, el consumo de vino per cápita perdió peso relativo a otras bebidas.
Los que tenemos cierta edad podemos recordarlo porque hemos hecho uso de él en un momento u otro. En algunas casas era un elemento esencial a través del cual se compartía el vino en una comida, o al que se recurría en diferentes momentos del día a refrescar el gaznate y el espíritu. Siempre asociado a bebidas colectivas debido a que su extremo picudo permite echar el trago sin tocar el vidrio con la boca, provocando las risas de los más noveles, ya que beber del porrón requiere de técnica, práctica y mucho empeño. Aunque era muy típico el porrón de vino, la verdad es que se compartía casi cualquier bebida, y no eran pocas las cuadrillas las que se lo jugaban en los bares, todos en corro tocándole pagar al penúltimo que bebía.
Siempre ligado a comidas y festines, a familia y amigos compartiendo risas y jolgorios, lo cierto es que beber en porrón cayó en desuso en las últimas décadas, conservándose todavía en muchas casas, en algunas en activo, en otras cogiendo polvo en la estantería de la alacena.
Sin embargo esta vasija destinada al consumo de bebida y divertimento no podía desaparecer para siempre. Y lo curioso es que, gracias a que algunos locales neoyorkinos han puesto en valor esta forma de beber vino típicamente española, mucha gente se ha acordado de lo que hacían sus padres o abuelos. Dos locales de moda, el restaurante de cocina española Huertas y el pub The Honeywell ofrecen la posibilidad de beber a gallete, con resultados mejores o peores para los neófitos pero siempre divertidos y refrescantes para todos. Otros sitios de esta gran ciudad se están apuntando a esta costumbre nueva para ellos y centenaria para nosotros.
¿Serán los newyorkinos los que nos devuelvan de nuevo el porrón a nuestros bares y fiestas?. Algunas empresas así lo creen y están haciendo su reestiling personal con nuevos diseños y materiales de tan centenaria vasija. Nosotros creemos y esperamos que sí vas a encontrar lugares en los que puedas volver a beber en porrón en un restaurante de Pamplona o de Madrid, porque hay un público interesado, porque beber así permite fortalecer los vínculos de amistad y porque es una tradición nuestra y divertida. Recuperar aquellas tradiciones bonitas de la cocina y vida navarra en general es positivo y, además, existe un nicho de mercado que hay que cubrir en el segmento de población joven, al cual les decimos, mejor un buen porrón que un botellón.